Muchas familias temen la llegada de la adolescencia como si fuese una terrorífica etapa pero, ¿qué pasaría si conociésemos mejor cómo trabaja el cerebro adolescente y cómo su funcionamiento explica la mayoría de comportamientos que observamos en los jóvenes?

No se trata de luchar contra ellos sino de aprovechar sus fortalezas y entender la transición que viven para acompañarles en la construcción de una personalidad fuerte para una vida adulta.

No se trata tampoco de ampararnos en la biología para excusar todas sus actitudes y conductas.

Se trata de entender para, al menos con la información en la mano, tener la posibilidad de cambiar nuestra concepción de una etapa en absoluto cultural y por la que todo ser humano ha de transitar.

El conocimiento siempre desemboca en más posibilidades de empoderamiento para todos y especialmente para nuestros adolescentes.